Callos, durezas, “ojos de pollo”, clavos ... Todas estas denominaciones populares se refieren a lo mismo: un engrosamiento y endurecimiento de la piel que provoca molestias y muchas veces dolor.
Este engrosamiento de las últimas capas de la piel se debe normalmente a causas mecánicas, ya sea presión o roce, en una zona concreta de la de la piel del pie. Esta presión anómala puede deberse a:
Hay que identificar el origen, buscar la causa de callos, durezas,... y responder a ella para eliminar definitivamente el problema.